La fusión creativa en tiempos de distancia social

Debido a la crisis de COVID-19 y a la necesidad de limitar las conglomeraciones de personas y los viajes internacionales, los proyectos del programa Fusión Creativa 2020: CONTAR, han sido pospuestos hasta nuevo aviso. A partir de agosto, la revista CAN le traerá historias sobre los artistas y sus proyectos comunitarios. ARRIBA: El artista Héctor Castellanos Lara, quien llegó a los Estados Unidos procedente de Guatemala hace décadas, colaborará en proyectos en Art House, Inc.

Mucho ha ocurrido desde que el último número de CAN salió a la calle. El cambio y la incertidumbre se han convertido en el telón de fondo de nuestros intentos de adaptar y reorientar nuestras vidas, al tiempo que recibimos una sobrecogedora cantidad de noticias contradictorias.

La mayoría de nosotros en el mundo de las artes o en proyectos sin fines de lucro comprende la importancia de ser flexibles y creativos, ya que esto es esencial para nuestra supervivencia. En el arte, la ambigüedad es parte de nuestra realidad. En lugar de evitar el desafío, se persiste y se aprovechan estas oportunidades para intentar nuevas ideas o para encontrar inspiración. Si bien es cierto que la situación actual es peculiar y no tiene precedentes, la necesidad de pensar de esta forma, no lo es.

Escribo estas líneas a fines de marzo, durante los primeros días de “distanciamiento social”, un término que por mucho tiempo habremos de recordar. No sé qué vendrá, pero lo que he visto me da aliento.

El 20 de marzo pasado, en colaboración con Fusión Creativa: El arte de la democracia (Creative Fusion: The Art of Democracy), Tom Fox organizó la primera sesión virtual de Las mañanas creativas de Cleveland (Creative Mornings Cle). Sus anfitriones, desde diversos rincones del mundo, compartieron ideas y consejos sobre cómo hacer que este proyecto funcione. En lugar de congregarnos en el local del Centro de Arte Cultural Julia de Burgos, nuestro socio en el programa Fusión Creativa, tuvimos la oportunidad de escuchar, desde nuestras casas, a Daniel Ortiz, cuyo mensaje sobre la identidad, la comunidad y el compromiso cívico fue tremendamente relevante y sincero. Todos parecían contentos de participar y esto demostró que la colaboración es también posible desde la distancia.

He visto ideas divertidas, como la distribución de paquetes de “arte para llevar” promovida por organizaciones artísticas como la Casa del Arte (Art House). Me impresionó también el fondo de respuesta rápida creado casi inmediatamente por la Fundación Cleveland. Mi empleador, la Organización para el Desarrollo de la Comunidad de MetroWest, igualmente adoptó de forma expedita un modelo de trabajo que garantizara el seguir proveyendo recursos a la comunidad, como información sobre dónde recoger almuerzos escolares, y los negocios locales que estaban brindando servicios para llevar, por ejemplo.

Con todo esto en mente, tengo esperanzas en el futuro de la comunidad artística de Cleveland. Sé que, mientras muchos eventos de arte han sido cancelados, el arte todavía se sigue produciendo, agazapado en las alas, listo para salir a la superficie en cualquier momento.

Este año, el programa Fusión Creativa tiene lugar en una comunidad imaginativa y resistente. Desde antes de que surgiera esta crisis, los barrios de Clark-Fulton, Brooklyn Center y Stockyards ya estaban lidiando con problemas de desempleo, redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), e inminentes desafíos para el desarrollo. Pese a todos estos problemas, es una comunidad de la que es muy fácil enamorarse, una comunidad que tiene profundas raíces y una identidad única que es imposible anular. Durante el poco tiempo en que trabajé en MetroWest, pude formar una conexión especial con este lugar, lo que le brinda un propósito real al trabajo que hago. Siempre digo que si no sabes porqué estás trabajando en las artes o en el mundo sin fines de lucro, ¿de qué vale hacerlo?

Para mí el porqué ha sido siempre la creatividad. He experimentado personalmente el efecto profundo que la creatividad ha tenido en mi vida, y creo en esta verdad de manera inequívoca, como si de una religión se tratara.

También he pasado mucho tiempo estudiando la ciencia del pensamiento creativo y lo que significa “pensar como un artista”. Todas las mentes tienen la capacidad de pensar creativamente, y muchas veces son los propios desafíos de la vida los que activan estas habilidades y cambian los hábitos de la mente para hacer aflorar la creatividad.

Este es uno de esos desafíos. ¿Seremos capaces de usar esta oportunidad para experimentar y adaptarnos? ¿Nos acomodaremos a la ambigüedad del momento? ¿Podremos divertirnos explorando nuevas formas de comunicarnos y aprender? ¿Nos atreveremos a pedir ayuda y a descubrir los beneficios del trabajo colaborativo? Creo que, a fin de cuentas, lo que quiero preguntar es cómo nos enfrentaremos a este reto.